Neurocorrelatos de la Cognición en Tiempo Real
Neurocorrelatos de la Cognición en Tiempo Real
Conciencia en Primera Persona — Estilo Brain Bee
Siempre sentí algo curioso:
mi forma de pensar cambia según cómo está mi cuerpo.
A veces todo fluye.
A veces todo se tensa.
A veces siento que mi cuerpo empieza a pensar antes que yo.
Durante mucho tiempo pensé que era solo cansancio o distracción.
Pero cuanto más estudio Neurociencia, más claro se vuelve:
La cognición no es fija.
Es un flujo vivo, una coreografía metabólica que se reajusta a cada instante.
Y eso es exactamente lo que confirma el estudio que estoy leyendo esta semana:
pensar es una negociación continua entre oxígeno, postura, energía y redes neuronales que cambian en tiempo real.
1. Cuando pienso, mi cuerpo piensa conmigo
El estudio muestra que el cerebro nunca trabaja solo.
Está en diálogo constante con:
mi respiración,
mi tono muscular,
mi postura,
mis niveles de CO₂,
mi ritmo corporal,
y hasta con microajustes de la cabeza y los ojos.
Cada ajuste crea un “microestado cognitivo”,
un tipo de pensamiento que solo se vuelve posible en esa configuración corporal.
Nada encaja mejor con la Mente Damasiana:
el pensamiento surge del encuentro entre interocepción y propiocepción.
2. Los tres modos de la cognición: Zona 1, Zona 2 y Zona 3
Zona 1 — Acción Natural
El cuerpo ya sabe el camino.
El cerebro ahorra energía y ejecuta.
Zona 2 — Frución y Metacognición
Aquí la atención se estabiliza.
La oxigenación prefrontal aumenta ligeramente (SpO₂ 92–94%).
El cuerpo se suaviza y la cognición se expande.
Es el estado donde reorganizo ideas
y aparece esa sutil sensación de amplitud interna.
Zona 3 — Cuerpo Secuestrado
La respiración se acorta,
los músculos se endurecen,
la percepción se vuelve estrecha.
La mente repite,
reacciona rápido, pero piensa poco.
3. Eus Tensores: cada ajuste corporal crea un nuevo “yo”
Lo que más me impactó fue esto:
cada cambio corporal crea un yo tensional distinto.
Cuando enfrento algo difícil
o cuando aprendo algo nuevo,
mi cerebro se vuelve inestable —
como si necesitara cambiar de “yo” para manejar esa situación.
El estudio confirma que la nueva información
rompe patrones anteriores para formar nuevas redes.
En otras palabras:
no es que el “yo anterior” cambie;
es el nuevo estado corporal el que percibe cómo funcionaba el anterior.
4. La cognición como predicción encarnada (Apus)
El estudio describe algo idéntico a lo que llamamos Apus:
la propiocepción extendida.
Al pensar, mi cuerpo anticipa
el esfuerzo, el tiempo y el movimiento.
Cognitivamente, me muevo por dentro
antes de moverme por fuera.
La mente no está separada del movimiento;
es movimiento interno.
5. El pensamiento como Quorum Sensing Humano
Cuando estoy con otras personas, algo aún más profundo ocurre.
La respiración, la postura, el tiempo y la atención
empiezan a sincronizarse entre cuerpos.
Esto es exactamente lo que llamamos Quorum Sensing Humano (QSH):
el sentido de pertenencia regula la calidad de mi pensamiento.
Ambientes seguros despiertan la Zona 2.
Ambientes amenazantes empujan hacia la Zona 3.
6. Conclusión en primera persona — Pensar es un estado corporal, no una idea
Después de estudiar este artículo, algo queda claro:
Mi cerebro no piensa solo.
Piensa con el cuerpo.
Piensa con el ambiente.
Piensa con otros cuerpos.
Y pensar “en tiempo real” significa:
- respirar diferente
- moverme diferente
- permitir nuevos Eus Tensores
- dar espacio para que aparezca la Zona 2
La atención es realmente
una danza metabólica entre lo que siento, lo que muevo y lo que percibo.
Ahora lo veo con claridad:
cuanto más siento mi cuerpo, más siento el mundo.
Y cuanto más siento el mundo, más siento quién soy en ese momento.